domingo, 14 de febrero de 2010
IHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Aunque a veces no lo parezca, Belén Esteban es humana. Una humana que va de independiente y poco influenciable por los demás, pero en el fondo es un producto televisivo lleno de complejos que gira en torno a lo que el público demanda.
Normal, con las primas que recibe, hasta le compensaría operarse el himen para vender su virginidad a la revista Hola, al diario La Vanguardia y hasta a la CNN. A nosotros nos daría la exclusiva gratis, claro.
Su problema ahora es que está abochornada por las críticas que recibe de su nueva nariz en prensa, radio, televisión e Internet. Es comprensible que esté saturada por ello, pero también tiene que entender ella que la gente comente lo poco agraciada que ha quedado, más que nada porque estaba cantando que eso pasaría, quedase como quedase, y de lo que ya tendría que estar vacunada, y sobre todo, porque es verdad, porque está horrenda.
Quien también está amohinado con las críticas, es su cirujano Vila-Rovira, lógicamente. Entre la crisis y la mala publicidad que se ha labrado operando a la Esteban, no debe estar en su mejor época laboral. El otro día en Sálvame aprovechó para intervenir esperanzadoramente y sin mucha credibilidad sobre la pinocha que ha dejado a su pacienta: “En vez de comentar la cirugía de manera objetiva se dedican a destrozar el resultado. El desnivel que se observa en la nariz se debe a la hinchazón de la misma. La operación se produjo hace apenas dos meses y medio y eso es normal. Ya puestos, podríamos comentar todas las operaciones de estética que se hacen las famosas”.
Un drama, señores, un drama. Y luego dicen de Haití.
La casa de Shiva!
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